El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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miércoles, 13 de junio de 2007

Mi historia de amor con Juan CapítuloI

Mi historia de amor con Juan

Muchos me habéis preguntado cómo fue mi historia de amor con mi marido.

En estas líneas la voy a contar.

Hacía poco que chateaba en Internet. No tenía ganas de ligar, (me parecía una tontería) y para evitar ligues me fui al Chat de Terra Perú. Me gusta la cultura precolombina y los peruanos son de los que mejor hablan castellano.

En ese chat no sólo había peruanos, sino gente diversa. Encontré allí a una chica del Puig y nos hicimos amigas. En una de estas me presentó a suresh. Suresh era del pueblo de al lado, según dijo ella y tenía apellido vasco.

Así empezó todo. Suresh me dijo si me podía poner un privado. Yo, acepté.

Empezó como toda relación. Nos preguntamos que qué hacíamos. Yo le conté que tenía artrosis cervical y él me dijo que era médico naturista.

En internet la gente miente más que habla, así que él podía decirme cualquier cosa , pero yo no creía a nadie. Pero él me preguntó por los discos (yo pensé que estaban divinamente en la disquetera).

Seguimos hablando y me pidió mi número de móvil. Yo, se lo dí. Un acto de valentía porque jamás se lo había dado a nadie.

Al día siguiente me llamó. Me dejó sorprendida. Supongo que me atontoliné, porque no estoy muy acostumbrada a cosas así.

Me acuerdo que llamé a mi hermana pequeña y le dije que había conocido a un chico de Valencia muy majo.

Por la tarde, nos conectamos, nos dimos los hotmails, y yo le comenté que andaba fastidiada por la regla y la anemia. El me dijo que tomara pistachos.

Al día siguiente tenía yo un mensaje diciéndome las cosas que tenía que tomar.

Poco a poco nos fuimos conociendo. Teníamos curiosamente el mismo móvil: un Trium, pero el suyo era más moderno; mi perra se llama Lola y la suya, Sola. Nos gustaban los dinosaurios, la música electrónica, éramos espirituales (cada uno a su manera), nos gustaba la sinceridad.

Un día me pidió si podía recargar mi móvil. Y así siguió nuestra relación virtual. No teníamos web cam y el micrófono se escacharraba cada dos por tres.

Sin darnos cuenta, nos fuimos enamorando. Tanto que, todo el mundo lo sabía menos yo.

Un día de Junio, estaba yo en la playa con mis hermanos, y me deja un mensaje al móvil diciéndome que tenía que decirme algo importante.

Yo el móvil lo tenía sin dinero, y encima, dependía de coche ajeno.

Estaba en ascuas. Llegué a casa y me conecté. Tenía un mensaje precioso en el correo en el que me decía si quería ser su novia.

Me puse supernerviosa, Conecté el Hotmail, y le dije que si.

Pasé una noche de nervios. Resulta que todo el mundo lo sabía.

Su madre estaba en tratamiento por cáncer de mama, así que no podía venir a Basauri, así que quedamos que yo fuera en Septiembre.

El día del viaje no estaba particularmente nerviosa. En realidad, me puse nerviosa cuando alguien me dijo que lo que veía era el Castillo de Sagunto.

Llegué a Valencia, y me estaba esperando. No lo reconocí, porque las fotos que me había enviado eran más antiguas.

Estábamos los dos supernerviosos. Puso mi mochila en el maletero y llegamos a Faura.