El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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sábado, 6 de diciembre de 2008

De toros (protesto)

Ante todo y sobretodo, decir que no tengo nada en contra de los "bous al carrer". Para los que no sabéis qué es esto os explico: 

Sueltan a un toro y éste se dedica a correr por el pueblo. Luego, lo encierran y puede que más

tarde lo suelten embolado. O suelten el embolado con otro toro diferente.
El toro embolado consiste en ponerle unos chismes de hierro en los cuernos, donde se apoya materia que se enciende. El toro, no ve nada, y, encima, le estorba, con lo cual empieza a dar bandazos de uno a otro lado. Tanto en un caso como en el otro, hay toros que ya son duchos en este arte, puesto que han participado en muchos festejos. Son los que si arrancan, van fijos por alguien.

El caso es que a mi esos bichos me dan exactamente lo mismo. Lo que me fastidia en grado sumo son las barreras. En fiestas de mi pueblo, en Agosto, ponen barreras. Como vivo en la calle Mayor, pues, tengo que aguantarme y hacer virguerías para poder pasar entre las barreras. 

Obviamente, la gente mayor y los gordos, están obligados a quedarse en su santa casa porque no hay hijo de su madre que pueda pasar. Y si tienes algún tipo de problema físico, lo mismo. El año pasado se inventaron el "bou de la fira". O sea, que como la tradicional fira es el primer domingo de diciembre, ponen un toro el sábado.

Aún rizando el rizo, este año han puesto barreras nuevas. Muy chulas, todas pintadas de azul. Y, os aseguro, que esta vez las han hecho bien a conciencia. Ya no se puede pasar. Tienen forma de tejado, con barras de madera a ambos lados. Estas hermosas maderas en estas preciosas barreras, están muy juntas. Paso primero: pasar la primera parte del tejado. En medio, hay nulo espacio y tratamos de pasar la siguiente valla. Paso segundo: Pruebo por abajo, pero un tirón en los riñones me advierte de que no puedo. La barrerita está muy cerquita del suelo Opción B: Me aconsejan que trate de hacerlo por la segunda barrera. Yo mido metro cincuenta y poco mal contado. Meto la cabeza por entre las dos barreras, me acuesto sobre la barrera e intento sacar la pierna, sin dejarme la entrepierna en el intento. Como mis piernas son pequeñas, no llegan al suelo. Me sujeto con la parte interior de los muslos. En un momento pienso que me voy a dar la galleta del año. Tengo el cuerpo en el aire sujeto por el tronco y las piernas sujetas por la parte interna de los muslos. Me balanceo, y consigo llegar al otro lado, acordándome de las diferentes familias de los inventores de la barrera y de la madre que parió a todos y cada uno. Hay que ver el dolor lo que reaviva la memoria. Una se acuerda de muchísimas cosas. 

La solución es fácil. Damos una vuelta de un kilómetro y podemos sortear las barreras. Que luego dicen que me quejo de vicio. 

Miro el bonito programa y veo que hay toro embolado a las 18 h. Menos mal que llevo un trancazo de aúpa y la voz la tengo carajillera. Hoy toca la inauguración del belén del lavadero (ya os pondré fotos) y mi coral tenía que ir a cantar. Habíamos quedado a las 19'30

A ver cómo carajo puedo yo estar a las 19'30 en la iglesia, estando un toro en la puerta de mi casa.

O sea, que hoy me quedo castigada en casa todo el santo día. Y doy gracias al catarro porque si no, estaría aún más fastidiada. Un sábado en casa encerrada no es mi mejor plan. Un saludo quejicón