El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

Libro de visitas

Cumple de nuestro amor colombianito

Lilypie - Personal pictureLilypie Kids Birthday tickers

Nuestro tesoro llanerito está con nosotros

Lilypie - Personal pictureLilypie Waiting to Adopt tickers

Nuestro aniversario de boda: El más feliz lo hemos celebrado con Rafa en Bogotá

Daisypath - Personal pictureDaisypath Anniversary tickers

sábado, 20 de diciembre de 2008

mi mundo y yo: Visita del obispo

.A veces pensamos que somos los dueños de nuestros actos. Pues en mi caso, me parece que no.
Ayer vino el obispo de visita pastoral, y claro, teníamos que ir las fuerzas vivas de la Iglesia. 


Yo soy fuerza un poco desforzada, pero fui. Uno piensa que los obispos son gente en las alturas e inaccesibles. Y así lo parecen cuando dan misa, con la Mitra y el báculo. Respeto dan muchísimo El caso es que nos fuimos las valientes faureras a Gilet, el pueblo donde iba a ir al obispo.

 Llegamos tarde, y claro quisimos entrar en la iglesia con sigilo. Nada de nada: la puerta se abrió con chirrido y todo el mundo miró hacia atrás. Ejem... Una trata de coger sitio sin que la miren mucho, pero, no hay manera. 

Me siento, y descubro que los bancos son aún más incómodos que los de mi iglesia. Sólo que éstos disimulan más porque están pintados de madera clara.

Aparte, hace el mismísimo frío congelante que en las iglesias del contorno. Me abrigo, trato de que no se me note que se me están helando las manos y los pies. 

Lo malo de las iglesias es que una no puede bailar para quitarse el frío. Lo bueno si breve, dos veces bueno, y además, llegando tarde, aún más breve. 

  Nos dirijimos al sitio donde ibamos a tener la charla. Yo no sé si tengo en el subconsciente unas ganas de notoriedad, pero el caso es que nos pusimos en el supuesto fondo y mirando al frente. Nos dicen que no, que es justo al contrario. O sea, que en primerísima fila y a dos palmos y medio del obispo. 

Ahí estaba yo, a la que de pronto, le entraron unas ganas inmensas de salir por patas. Nos disponemos a escuchar al obispo. Habla de los problemas de las catequistas, y esas cosas. El hombre es muy positivo.

 Yo no tanto, y claro se me ve en la cara. Y, en un no parar de mirarme, me dice : Te veo excéptica. ¡Atiza! me toca hablar. Ya de perdidos, al río, que se dice. Y como el obispo es la mar de normal, pues no asusta mucho.

La charla se alarga y claro, con el obispo delante, se me ven las caras de aceptación o de duda sobre lo que digo. Me toca hablar otra vez. Y eso que me contengo mucho. 

Lo que no entiendo es cómo mi hijo de 3 años se sabe el Padre Nuestro y el Ave María y mis niñas de comunión no. Y cuando rezan el padrenuestro es como si dijeran la tabla de multiplicar

El obispo, obviamente, no ha dado catecismo en su vida. Porque dice que había que orar en la capilla. Pues, señor obispo, en tres cuartos de hora no da para eso.

 Lastimosamente es lo que hay. Esto no se lo digo, claro, porque esto de llevar la contraria al obispo....que lo haga el prójimo, que yo ya he hablado mucho en la charla. 

  Empieza a hablar de la confirmación. Y pienso: yo no estoy confirmada. Hasta ayer pensaba que eso era pecata minuta. Con la charla del obispo, pues me convenzo de que no lo es. Jesús, y yo tan feliz hasta ahora. Llega el final de la charla, hablo con el cura de mi pueblo y se queda atónito. 

En mi pueblo no se confirmaba nadie, le digo yo. Me temo que tendré que hablar más con él 

  El obispo está en la puerta y todo el mundo le besa el anillo. A mi, besar un anillo que ha besado todo el mundo, no me gusta nada. 

Demasiado virus suelto, y yo ya tengo un catarrazo que no se va ni con jaculatorias. O sea, que le doy la mano, y santas pascuas. 

Luego, miro el significado de tal hecho en los internetes. Por lo visto, es un símbolo de obediencia y humildad. 

Hombre, yo obedezco a la Iglesia, y puedo incluso arrodillarme (so pena de tener que agarrarme al obispo para levantarme, que una está mayor), pero besar algo que todo el mundo besa.... Me tengo que informar de si con el gesto, vale. 

Como cuando ponen al Niño Jesús para que le besen. Llego tarde a casa. La programación de la tele es penosa. 

Pues, me digo yo, me pongo El Gran Silencio. La única peli del mundo que te da para pensar mientras la ves. A mi me llaman mucho la atención los monjes. Y los cartujos más. Debe de ser porque yo no me callo ni debajo del agua. 

Al margen de la broma, sí es cierto que una se pregunta qué pasa por la cabeza de estos seres humanos. Los veo y son la mar de normales. Ríen, juegan, oran y piensan. Seguro que son de otra pasta. Los hay muy jóvenes ¿Qué les impulsó a hacerse cartujo? En sus ojos se ve la paz. Admirable, la verdad. Aunque los cartujos se lo montan bien. Tienen su apartamento para vivir solitos y sin vecinos. Su huerto, su capilla, su estudio. Y de cuando en cuando, en alguna misa y demás, se juntan todos. 
  Es una manera estupenda de que no haya disputas.

 Yo pienso que un convento convencional de clausura, con todo el mundo todo el tiempo viéndose y aguantándose, acaba siendo con el Gran Hermano. Al final odias a todos. Pero yo es que no soy religiosa. Igual las hermanas se llevan de cine y tan contentas de la vida. La fe dicen que se alimenta. 

Pues yo, la verdad, con tanto estudio me estoy quedando vacía. Escucho al obispo en misa y me suena a nada. Espero que sea pasajero y no me convierta en una nueva Quijote, alienada por el estudio. Dijo el obispo que había que hacer retiros espirituales para catequistas. Sería genial, pero tengo un nano de 3 años que limita mis movimientos muchísimo. Un saludo