Hemos celebrado el aniversario del primer encuentro.
De buena mañana, y, aprovechando el tiempo soleado, a Rafa le hemos premiado con este conjunto de España tan chulísimo.
Estaba pagado de sí mismo. Todo lo que ponga España, le encanta, y nosotros estamos igualmente encantados. Olé y más Olé (se nota que soy vasca)
Para comer, primero unos tamales.
La pinta era excelente. El sabor......los que tomamos en Villavicencio nos sabían mejor
Estos estaban demasiado especiados para nuestro gusto.
Aún y así, el olor nos recordó nuestra querida Colombia.
Luego, las empanadas colombianas, que están buenísimas, pero que quemaba como demonios, jajajaja.
Con cuidado, Rafa se zampó la suya
De postre, este inmenso huevo rosa con coco por fuera
Al abrirlo, se veía así de rico.
Obvio la foto de mi marido con la boca llena, disfrutando.
A mí el coco rallado no me va demasiado, y tenía este hojaldre, cuyo relleno ignoraba
Estaba muy bueno y dentro llevaba dulce de leche o algo similar.
También puse las arepas que nos habían regalado y que siguen sabiéndonos a corcho.
Y por la tarde, me zampé una especie de empanada de maiz con un relleno de dulce de leche. Estaba de muerte mortal infierno infernal. O sea, buenísimo.
Foto final de familia feliz. Rafa nos enseña que se le está moviendo un diente y que pronto vendrá el ratoncito Pérez
El mundo en mis manos
Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto
La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Aniversario segundo del primer encuentro
A estas horas, hace dos años, estábamos en El Dorado, esperando al avión que nos llevaría a Villavicencio.
Subimos al avión, que era pequeñito, y nos dispusimos a viajar a por nuestro hijo. Los pasajeros, se dieron cuenta de que éramos españoles, y nos trataron de cine.
Fue un viaje muy movido, porque el avioncito se meneaba como una batidora.
El aterrizaje fue de montaña rusa, y después de pegar unos cuantos botes, el avión se paró.
Salimos y nos estaban esperando los taxistas, con sus carteles (qué curioso, eso lo habíamos visto en las pelis). El cambio de temperatura y de humedad fue bestial. Un calor pegajoso nos recibió en Villavicencio.
Nos llevaron al hotel Don Lolo, donde nos registramos. Nos presentaron al director del hotel. Y nos dispusimos a comer.
La abogada no aparecía y empezaron los nervios. Por fin, llegó, y nos fuimos a un centro comercial a comprar la tarta y los globos para los niños. Habíamos decidido que fuera conjunta la fiesta.
El resto, ya lo sabéis, porque lo he contado muchas veces. Vimos a Rafa en el ICBF. Estaba con sus "tíos" y estaba hablando (hasta hoy que no ha parado, jejeje).
La sensación es de extrañeza porque le habían pelado al menos uno. Pero, esa carita tan preciosa y su sonrisa, era conocidísima. ¡La de veces que no habíamos mirado la foto que nos mandaron!
Han pasado dos años y los recuerdos siguen igual de vívidos que antaño.
Hoy hay comida colombiana. Hemos comprado en un restaurante colombiano un montón de cosas. Y nos han regalado también más cosas.
Pondré fotos.
Felicidades también a nuestros compañeros de fatigas Raquel y Antonio y su precioso hijo David. Fueron los mejores compañeros de fatigas que jamás podríamos haber encontrado.
Otro día de celebración y queda otro más: El aniversario de la llegada a España. Pero eso ya es otro día
Suscribirse a:
Entradas (Atom)