El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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lunes, 30 de mayo de 2011

Tengo un dragón en casa: la fantasía llega a mi hogar


Bueno, lectores de este blog:

Sabéis que soy vasca y que vivo desde hace unos añitos en Valencia.

Sobre bichología, pues sólo sabía las especies más típicas de mi tierra: lagartijas, que entran dentro del gremio de reptiles, salamandras y rana, dentro de los anfibios, y el resto de los bichos, que, excepto las arañas, entraban dentro del grupo amplio de Insectos.

Al llegar a Faura, me informaron de la existencia de dragones. Yo , dragones, los había visto en las pelis de dibujos animados, y, ya más culta, en documentales sobre el dragón de komodo y bichos de su misma clase parecidos.

Estos de Faura no daban miedo. Son la mar de graciosos, sobretodo cuando se plantan en una pared blanca y tratan de pasar desapercibidos. El mimetismo no cuela, porque, como véis, tienen rayas
Y sus patucas con dedos acabados como en ventosa, hacen mucha gracia. Mejor dicho: hacían mucha gracia hasta que un dragón escalador, escaló a mi terraza hace unos días.

Por si no sóis expertos herpetólogos, estos dragones se conocen como Salamanquesas comunes. Un bicho inofensivísimo que se alimenta de insectos. Útil de narices, y que, además, están protegidos.
Yo ví el bicho entre mis cactus y le dí la bienvenida.

Ayer,hice una selección de cactus que no me hacían particular gracia:
El cabello de anciano, que lleva así, sin pena ni gloria 3 años
El amorfo cabezón, que pesa demasiado su cabeza y no se mantiene
El rosal: mi terraza no es apta para rosales
La chumbera cabrona roja: las odio profundamente, porque sus pelillos, se meten por todos lados, y luego andan pinchándote. Y como no los ves, es un asco.
Pues esta última, hubo que podarla.
Y cuando saco el tiesto al comedor, sale zingando el dragón. Que ahora, está sordo, por el berrido que metí.
Pasé la mañana, traslandado estos cactus a la terraza de mi suegra, que tiene espacio para parar un barco.

Y también preocupándome, porque el dragón seguía en mi comedor (y no sé si sigue, claro).

Total, que como esos bichos son nocturnos, según llegaba la noche, estaba yo sin vivir en mí.

Llegó la hora de dormir. Echamos a la perra del comedor,abrimos la terraza y así ha estado toda la noche, con la esperanza que nuestro dragón escalador, vuelva a su sitio y me quite los insectos de mis cactus.

Le llamo escalador, porque vivo en un tercer piso con lonja abajo, así que el tío se ha pegado una escalada de aúpa. Debe de ser que le gustan los pinchos.

Lo más gracioso es que, mirando en internet como dehacerse de estos bichos sin matarlos, no hay entradas. Sólo hay entradas de gente que sí quiere tenerlos.

Yo es que debo de ser rarita, pero tener bichos corriendo por mi casa, me da yuyu. Que bastante bicho es mi hijo.

Así, que, acepto sugerencias, y, mientras, prometo no apartar los muebles.