El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

Libro de visitas

Cumple de nuestro amor colombianito

Lilypie - Personal pictureLilypie Kids Birthday tickers

Nuestro tesoro llanerito está con nosotros

Lilypie - Personal pictureLilypie Waiting to Adopt tickers

Nuestro aniversario de boda: El más feliz lo hemos celebrado con Rafa en Bogotá

Daisypath - Personal pictureDaisypath Anniversary tickers

sábado, 1 de octubre de 2011

reflexiones con otitis

Pues si, ahora que a mi oído izquierdo le ha dado por dar guerra, y de resultas de lo cual estoy sorda del oído izquierdo, pues me ha dado por pensar. Claro, como voy de copiloto en el coche, cuando mi marido me habla, normalmente no me entero y me pongo a divagar.

Ya sabéis que yo soy vasca. Para ser minuciosa, nací en Madrid pero con 4 ó 5 años me fui a Basauri, donde he pasado toda mi vida, hasta que se cruzó un valenciano por mi camino. En Euskadi hay lo que se llama "deportes autóctonos". Y son todos ejemplos de ese encantador infantilismo que tienen los varones de nuestra especie.

En realidad, a un vasco, basta para decirle que no puede hacer algo, para que te diga:¿A que sí, ¿qué te apuestas?. Y ya tenemos deporte. Que generalmente va unido a la fuerza bruta, más que a las habilidades intelectuales del interfecto.

Tenemos el aldeano que segaba su campo, y le dijo al compadre: Yo siego el campo más rápido que tú. Ya tenemos deporte: guadaña en mano, a segar campos. 

  Pasamos al mar: iban las traineras a recoger el pescado de los grandes barcos. Y competían a ver quien llegaba a primera. Otro deporte más Otro tipo se puso a cortar leña....y ya sabéis lo que pasó 

  Tenemos también los que son los más fuertes del condado: los levantadores de pedrusco gordo. Y también los que hacen que lleven el peso otras bestias varias: los bueyes. 

  Y aún hay otro, con el que mi hermano se dejó los riñones. Se trata de llevar una especie de cántaras que pesan un huevo, durante un trayecto. Gana el que más vueltas da. Ideal para la espalda y demás.

Pero en Euskadi, este tipo de comportamiento derivado de la testosterona, ha llegado a sus bailes. Bailes de : mira, tía, qué alto levanto la pierna, que pedazo saltos doy, cómo bailo encima de un

vaso de vino y ni lo rompo. Un artista. Y las nenas, flipadas todas.
Las mujeres, en los bailes vascos, van con guirnaldas de flores, todo bonito y femenino y eso. Porque...yo he visto bailar aurreskus a mujeres. Pero en el origen de este baile, eso de que a una se le vean las enaguas y pololos era un descoque total. 

  Total que ellos haciendo el gallito y peleando con espadas y palos, y nosotras, con flores. Que queda todo muy bonito y folclórico, sí señor. Algunos se ofenden de que les llamen animales. Pues yo he visto leones esos del Sherengheti, y se parecen mucho a ciertos machitos que veo. Y las leonas, pues igual. Pero de nosotras, ya hablaré otro día. 

  En Valencia, todo está como más civilizado. Lo único que es bruto es las mascletàs, los petardos y demás ruido. Ha perdido el encanto de lo que se pierde en la historia. Claro, por Valencia han pasado tantas culturas, que de todas ha cogido un poco y lo han transformado para hacerlo suyo. 

  A Euskadi, debido a su aislamiento, no llegó casi nada, y por eso todo lleva ese aire de antiguo, sin pulir. Pero en todo cerebro masculino siempre hay competición. Y va en sus genes de macho Alfa, tratar de demostrar a las hembras lo guapo, lo fuerte y lo listo que es. Incluso los machos más civilizados....no pueden siempre demostrar la llamada de la Selva. He dicho