Estos días, estamos viviendo en un sueño.
Mi marido ha encontrado trabajo, gracias a una amiga de toda la vida, que se ha acordado de él, cuando, en su empresa ha habido una vacante.
Hizo su correspondiente entrevista de trabajo, y le han contratado.
Me hace reflexionar sobre la cantidad de amigos que, visto el patio, se alejaron y si te he visto, no me acuerdo. Realmente, hemos sabido quiénes son los amigos de verdad, y quiénes los parásitos, que sólo sabían aprovecharse de nosotros. Los
amigos de verdad, sabemos que los tenemos para siempre. La amistad, al igual que el amor, se demuestra en los momentos duros.
¡Es curioso cómo cambian, de un día para otro, las cosas!
Cierto, que la crisis, amarga la existencia a la gente. Quieras que no, se te agría el carácter
También que empiezan a aflorar esos defectos que no pensabas que tenías: la envidia por alguien que sí tiene trabajo, o más dinero, o que puede comprarse cosas que tú no puedes. Por ejemplo, hace quince días, me gradué la vista, y resulta que he perdido vista de cerca y he ganado vista de lejos. Una súper oferta de Affelou, y la rabia que te da, no poder pagarlas.
Nuestro colchón, de diez años, que se hunde por todos lados, estábamos haciendo más cuentas que mi hijo en la escuela, para ver cómo comprarnos otro.
Y las noticias. Dejamos de verlas, porque sólo hablan de cosas malas. Que digo yo, que esto, precisamente, no anima a la gente a comprar. Últimamente, empiezan a hablar de otras cosas, aparte de la crisis. Que ya sabemos que hay, pero también que hay empresas que aún funcionan.
Pues ahora, ayer me fui a comprarme las gafas: unas progresivas súper chulas para mí; otras progresivas super más chulas y de sol, para mí, y, unas de sol para Juan.
Estamos relajados, felices, viviendo en una nube.
Muchos sonreirán pensando que comprarse unas gafas y un colchón es una nimiedad. Pero para nosotros, que estábamos con el agua al cuello, es más que lo que se ha gastado la hermana de la princeza (con z) en su boda en Italia. Que yo con el oro no veo más.
Mi marido ha encontrado trabajo, gracias a una amiga de toda la vida, que se ha acordado de él, cuando, en su empresa ha habido una vacante.
Hizo su correspondiente entrevista de trabajo, y le han contratado.
Me hace reflexionar sobre la cantidad de amigos que, visto el patio, se alejaron y si te he visto, no me acuerdo. Realmente, hemos sabido quiénes son los amigos de verdad, y quiénes los parásitos, que sólo sabían aprovecharse de nosotros. Los
amigos de verdad, sabemos que los tenemos para siempre. La amistad, al igual que el amor, se demuestra en los momentos duros.
¡Es curioso cómo cambian, de un día para otro, las cosas!
Cierto, que la crisis, amarga la existencia a la gente. Quieras que no, se te agría el carácter
También que empiezan a aflorar esos defectos que no pensabas que tenías: la envidia por alguien que sí tiene trabajo, o más dinero, o que puede comprarse cosas que tú no puedes. Por ejemplo, hace quince días, me gradué la vista, y resulta que he perdido vista de cerca y he ganado vista de lejos. Una súper oferta de Affelou, y la rabia que te da, no poder pagarlas.
Nuestro colchón, de diez años, que se hunde por todos lados, estábamos haciendo más cuentas que mi hijo en la escuela, para ver cómo comprarnos otro.
Y las noticias. Dejamos de verlas, porque sólo hablan de cosas malas. Que digo yo, que esto, precisamente, no anima a la gente a comprar. Últimamente, empiezan a hablar de otras cosas, aparte de la crisis. Que ya sabemos que hay, pero también que hay empresas que aún funcionan.
Pues ahora, ayer me fui a comprarme las gafas: unas progresivas súper chulas para mí; otras progresivas super más chulas y de sol, para mí, y, unas de sol para Juan.
Estamos relajados, felices, viviendo en una nube.
Muchos sonreirán pensando que comprarse unas gafas y un colchón es una nimiedad. Pero para nosotros, que estábamos con el agua al cuello, es más que lo que se ha gastado la hermana de la princeza (con z) en su boda en Italia. Que yo con el oro no veo más.