La más rebelde, y, a la vez, la más débil.
Siempre había tenido un
gran sentido de lo que es justo y lo que no. La madre era una persona débil que raramente contradecía su padre.
gran sentido de lo que es justo y lo que no. La madre era una persona débil que raramente contradecía su padre.
La única cosa que hacía era llorar.
El padre era tiránico. Siempre había de hacerse lo que quería. Terriblemente celoso y rígido en sus posiciones morales.
Jamás admitió que sus hijas llevaran minifalda o hicieran top-less.
Cualquier película que hubiera alguna escena fuera de besos castos, lo consideraba una guarrada, e incluso pornografía.
Bebía mucho y se convirtió en alcohólico.
También fumaba
Con el tiempo su carácter se hizo extremo. Al principio, echaba broncas de cuando en cuando.
Luego, se cebó con los más débiles. Particularmente en su segunda hija.
A la mínima pasaban estas cosas:
-Eres tonta como tu madre
-Te crees que sabes mucho pero no
-Tienes que bajar la mirada
-Yo siempre tengo razón, aunque todo el mundo diga lo contrario
-Eres idiota
-No vales para nada
Cuando no se cumplían sus normas, daba bofetadas.
Cuando la hija se atrevia a comentar algo a sus conocidos, decían que el padre era una persona muy buena, qué no era malo, que cómo se atrevía a decir tales cosas.
Claro está, el padre, en sociedad era alegre, y con alcohol encima, aún más. Cuando llegaba a casa era su familia la que le tenía que aguantar, no sus amigos y conocidos.
Lo de buena persona.......siempre es un concepto muy relativo: Se es buena persona cuando no se mata o roba.
Los maltratadores no saben que lo hacen. Y para la hija aún hoy le resulta difícil dirimir si lo hizo queriendo o sin querer.
Y aún muerto su padre, no sabe si le ha perdonado o no
Un año, se fueron los padres de veraneo. La segunda hija se quedó a cargo de la casa. Eran fiestas en un sitio cercano y los hermanos, que eran jóvenes salían por la noche.
Regresaron los padres, y alguna persona comentó al padre que habían visto a su hijo a altas horas de la noche.
La bronca fue para la segunda hija. Ésta, por supuesto, no quiso callar. Y vino la primera bofetada. La hija, decidió que no iba a recibir más sin respuesta. Y le advirtió a su padre que no volviera a hacerlo. Como lo hizo, la hija respondió.
Y hubo intercambio de bofetadas.
La familia, por supuesto, se mantuvo al margen.
La madre, como siempre que había bronca, se echó a llorar, pero no hizo absolutamente nada.
Desde ese día, el padre no volvió a ponerle la mano encima.
Han pasado los años, y los padres han muerto.
La hija segunda se casó y tuvo familia.
Pero en su carácter han quedado marcados a fuego los maltratos:
Tiene inseguridad
Poca autoestima
Es nerviosa y habla mucho y rápido
Cuando un varón se enfada, se asusta como un cervatillo
Le cuesta enfrentarse a la gente
Se pone nerviosa si tiene que llevar la contraria a la gente.
Del maltrato físico no quedan huellas, pero del psicológico sí.
En su época no existían medios para denunciar esto. Ahora sí
Así que si alguna lectora le pasa esto DENUNCIA