Corría una brisa agradable y estábamos a la sombra
Después de charlar nos dispusimos a comer
La verdad, era la que menos cosas llevaba.
Joaquina, una incorporación nueva, le dio por la comida árabe, y llevó humus y tabulé.
La comida árabe es delicada, porque no suele ser del gusto de muchos.
Ade se marcó unas alitas al ajillo que estaban de escándalo. Y también una ensalada.
Amparo, tortilla de alcachofas y ensalada César.
Comimos muy bien, en alegre compañía
Nos hicimos esta foto, en la que nos veis a todos, ten contentos.
Después, continuamos con el dolce far niente, tranquilamente.
Se estaba muy bien, escuchando conversaciones, hablando y felices todos.
Mis mosqueteras, a las que no les gustan demasiado las fotos, pero que, amablemente, posan.
Nos decidimos a salir a dar una vuelta a la playa.
Esta foto es chula. Yo llevaba los pendientes que me regalaron los comunioneros del año pasado. Una preciosidad. Ahora que podemos salir a la calle sin mascarilla, aprovecho para ponerme pendientes.
La playa....un incordio para caminar. Si te acercabas a la orilla, había piedras.
Después de caminar un rato, optamos por las pasarelas y volver por la calle.
Antes, esta foto tan curiosa, que me recuerda a los cuadros de Sorolla
Y por eso he transformado la foto, en un cuadro al óleo.
¿Verdad que está chula la foto?
Salimos y nos quitamos la arena de las sandalias. Yo llevaba media playa, así que fuimos a un lavapies que había y devolví a la playa lo que era de la playa.
También lo hicieron casi todos los excursionados, con lo cual luego, al caminar hacíamos chuic, chuic
Yo saliendo del lavapies, con el pelo alborotado por el aire .
Continuamos por la sombra, mirando las casas.
Nos encontramos con conocidos de Amparo, y así seguimos hasta la casa.
Al llegar, merendamos algo, y seguimos con la charla. Salió el tema de los alimentos, y de eso Juan sabe mucho. Y sin querer el tema siguió con Juan de protagonista, porque contó cómo es la kinesiología y las ventajas que tiene. Yo le miraba con orgullo. Mi marido es el mejor. Se nota que le apasiona lo que estuvo haciendo durante años, como kinesiólogo.
Yo soy un ejemplo de que no son paparruchas de tanto cantamañanas que hay en los mundos de las terapias alternativas.
Yo soy sumamente escéptica y no me sugestiono nunca. Cuando le conocí y me habló de la kinesiología yo le dije: Demuéstramelo.
Y me lo demostró y yo me quede asombrada. Ya tiene una fan más.
Con esto, ya se hizo la hora de irse.
Recogimos y fuimos por el coche, que estaba lejísimos. Por el camino, me saludó una señora. Con mascarilla no la reconocí pero ella a mí si. Sabía que yo era la que tocaba el órgano en misa. Nos dijo que estaba con unas amigas y nos indicó cuál era su casa.
Lo tendremos en cuenta cuando volvamos. Regresamos a casa. Joaquina nos dio tabulé a ver si le gustaba a Rafa. Pero no ha sido así. La menta no gusta en esta casa. (Por cierto, yo la odio, no me gustan ni los chicles de menta)
De todos modos, la buena intención es lo que cuenta, y pasamos un día estupendo.
Repetiremos
