El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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Cumple de nuestro amor colombianito

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Nuestro aniversario de boda: El más feliz lo hemos celebrado con Rafa en Bogotá

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martes, 19 de mayo de 2009

1 er aniversario del primer encuentro

Nos despertamos a las 2 de la mañana, y esperamos, tratando de dormir, hasta las 5 de la mañana. Nos levantamos definitivamente, y nos duchamos. Un asco tenerse que poner la misma ropa interior,

pero bueno.
 
Yo llevaba un dolor de cabeza horroroso, debido a la falta de sueño. Menos mal que en el transcurso de la mañana se me fue 

  A las 6 de la mañana ya estábamos desayunando y los taxistas vinieron a llevarnos a los dos matrimonios al aeropuerto. 

Desde ese momento las dos parejas nos unimos.

En el aeropuerto, estuvimos un rato largo, hablando de cosas intrascendentes. 
Habíamos conseguido soslayar el problema de exceso de peso de la maleta de Antonio, haciendo un trasvase de trastos a nuestras bolsas de viaje. 
  Llegó la hora de embarque. Un avión tipo Mare Nostrum, pero más estrecho y bajito. Descubrí para qué servían los cinturones de los aviones. 
  En un airbus uno no se da cuente de que monta en un avión. En este avión colombiano sí. Una experiencia alucinante, desde luego. Y menos mal que ninguno de nosotros tenía miedo a los aviones.

Yo había visto el aeropuerto de Villavicencio en el Google Earth y me pareció un aeropuerto de bolsillo. Y, que, a nada que se descuidara el piloto, nos ibamos al monte. 

  Empieza el descenso con un viraje brusco, vuelta para abajo en plan montaña rusa. En pleno estruendo, oigo a Raquel que me comenta que en ese avión sí que se notaba que volábamos. 

  Después de traquetear por la pista, se para. Salimos del avión (olvidémonos de fingers) y de pronto, una humedad inmensa nos asalta. Uffffffffffffffff 

  Estaban esperándonos Giovanni y Luis, que serían los taxistas del resto de la aventura en Villavicencio. 

  Llegamos al hotel, nos registramos, y ya era la hora de comer. Ni rastro de la abogada. Nos dispusimos a comer, y estábamos hablando de bobadas varias. Y de pronto Raquel comenta :-Estamos aquí tan tranquilos y en una hora os darán a vosotros el niño y en dos horas el nuestro. Entonces nos pusimos muy nerviosos. 

  Llega la abogada, Nubia, con muchísima prisa. Nos dice que tenemos que ir a un centro comercial a comprar las tortas y los globos para la fiesta. Le comentamos que queremos hacer la fiesta conjunta. Le parece muy bien. Habíamos quedado ir juntos y que unos fuéramos los fotógrafos de otros.

Llega el momento de irnos. Cogemos los taxis y llegamos al ICBF. El ICBF (Instituto de Bienestar Familiar ) es una casona con jardines. En los jardines, veo gente y un niño con camiseta amarilla. Nubia dice: ¡Si está el niño" Yo debí de empalidecer, y me lo comentó la abogada. 

  Juan dijo que había oído que le decían a Rafa:ahí llegan los papitos Subimos al despacho, que era muy chulo decorado con motivos infantiles. Nos dan los papeles, un cd de fotos, un album de fotos....Oimos ruido, y ahí llega Rafa. Completamente cambiado. Le habían cortado el pelo al uno. Nos quedamos parados. Enseguida le enseñamos los regalos que teníamos y poco a poco Rafa perdió la timidez.

 Recuerdo a Raquel llorando. Yo estaba tranquila y observándolo todo. Nos decían que fuéramos más al centro de la sala, porque nos habíamos quedado en la entrada, y los fotógrafos no se podían ni menear.

Recordé que nos dijeron en España, que la persona con la cabeza más tranquila, preguntara lo habido y por haber al psicólogo. Fui yo, y, con mi torpeza habitual, le aticé una patada al vaso de plástico del café del psicólogo. Me hice una mancha potente. Ya, de perdidos, al río. Eran pantalones desmontables, y tiré de cremallera y me quedé en pantalón corto, ante el asombro de los colombianos, que no habían visto un pantalón así. 

  Pasó el tiempo rápido y ya era la hora de que viniera David, el niño de la otra pareja. Hubo revolución y el despacho parecía un guirigay de emociones. Cuando acabamos de organizarnos, llegó la tarta y la fiesta. Sacamos mil fotos más y llegó la hora de volver. 

  El taxista estaba emocionado. Ese mismo día fuimos al Carrefour, que allí se llama Carrefour Chévere a aprovisionarnos de ropa, tanto para Rafa como para nosotros. Rafa montó su primera pataleta. Eso está bien, así nos íbamos entrenando.

Celebración 1 año del viaje a Colombia: Ciudad de las Ciencias

Para celebrar el anirversario del viaje a Colombia, y, aprovechando que Rafa tenía excursión, nos fuimos al Saler, un centro comercial que está al ladito de la Ciudad de las Ciencias.


Lo novedoso de este año es que ya ha finalizado la construcción del puente (no me acuerdo del nombre del interfecto) y las avanzadas obras del Ágora. Al Ágora yo le llamo La almeja, porque lo parece.

Al puente, le puso nombre Rafa. Le llama El Arpa. Y mi cuñado, El Jamonero.








En el Palacio Reina Sofía, o sea, el auditorio, aún están de obras, y no dejan subir a los jardines colgantes.

Pero los jardines no colgantes estaban preciosos, llenos de geranios. Los geranios me encantan. Flor agradecida y sencilla y dura como el cemento






Aqui véis una imagen preciosa del Agora y del puente.


Calatrava otra cosa no hará, pero cosas estéticas, indudablemente sí las hace















Los obreros están trabajando hasta tardísimo. Y ver esta obra ir avanzando es un gusto

Ahora están colocando el trencadís, que son estos azulejos rotos tan típicos de la Ciudad de las Ciencias






Ya en el puente, mi señor marido me hizo esta preciosa foto en la que se ve, al fondo, el Palacio Reina Sofía; más cerca, l'Hemisfèric; a la derecha, el Museo Príncipe Felipe; a la izquierda, l'Umbracle







El puente, en sí mismo, es una gozada. Nunca yo había podido tocar los cables de este tipo de puentes. Pero este, tiene pasarela peatonal en medio













Nos encanta el efecto estético de las líneas oblícuas recortadas en el cielo azul

¿Con qué nos obsequiamos?

Pues nos cogimos un par de relojes baratitos pero molones.

Yo sudo mucho, y la correa metálica del mi reloj hacía que el sudor se metiera por los huecos, y hedía cada dos por tres.

Por fin encontré unos pendientes que hicieran juego con el rosario que nos regaló Jasón.

En Carrefour, compramos a Rafa varias cosas, y también me cogí unos piratas iguales que los verdes que llevo, pero en azul.

y así pasó la mañana y vuelta a casa a recoger a Rafa. Otro día más