El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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miércoles, 10 de junio de 2020

 Hoy, como todos los miércoles después de la cuarentena, nos hemos ido al río Palancia a pasear.

Habían soltado la presa, y había agua. Con el puente de infinitos ojos, queda precioso.








Últimamente, mi marido y yo coincidimos en camiseta. Esta vez, los dos de rojo.

Mi amiga Amparo, con sus ventiladores al cuello. Es muy calurosa, y necesita tener aire continuamente.


Este camino, lo hicimos cuando Gaspar era cachorro y se cansó infinito. La diferencia es que cuando Gaspar era cachorro, lo hicimos circular, pero, debido a que el Palancia lleva agua, no podemos cruzar.

Por el camino, estas malvas preciosas, tapizando el terreno


Hay diferentes instalaciones para poder hacer deporte, y también para hacer el ganso.

Aquí, Amparo y yo, y un caracol y un gusano.






En otros tiempos, mi marido sí hubiera hecho paralelas. Ahora, con su gorra de explorador, no hace más que posar. Y lo hace de lujo.




El día estaba ideal, con un ligero viento muy primaveral (caramba, todo acaba en al, menos el chorizo que acaba en cuerda)




Esta foto se titula: Buscad el conejo. Hay uno.
Nos cruzamos con muchos conejos. Así que el camino podría llamarse: camino de los conejos.


O también de los gusanos, que me dan bastante asquito y que empeoraban un poquito el trayecto. Estaba totalmente lleno el camino. Se podría hacer una película: La matanza del gusano







Llegó la hora de almorzar: un mini bocata de jamón york y un nestea cero.








Mi marido y Amparo, también se pusieron a la faena.

El recorrido tiene muchos bancos y mesas para poder pararse un rato a comer.

Como veis, es un camino ideal. Pasa mucha gente corriendo, andando, paseando con perros, en bici...

Mis dos acompañantes, con el castillo de Sagunto al fondo.

El castillo (que es en realidad una ciudadela) queda la mar de bonito, como fondo de foto.








Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Me encanta esta poesía de Antonio Machado




Para rematar la faena, nos fuimos a Family Cash, y al vicio: estas lionesas de nata. La mía es la de nata, y la de Juan, la de trufa.


En casa nos esperaban unas fajitas mejicanas, que no picaban nada.


Una ducha, y al tajo.


Otro miércoles más