El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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lunes, 13 de abril de 2020

Mis aficiones 4: los animales

 Os cuento que no puedo vivir sin animales. Son mi pasión, mi consuelo y, a pesar de que soy muy gruñona, les quiero infinito.

Cuando vivía en el piso, por mucho empeño que tuviera, mi madre no quiso tener perro.
Al llegar al chalet, ya era otra cosa. Necesitábamos un perro guardián. Estaba atado y tenía una caseta súper chula.
El primero era Tim (Timoteo, por los libros de Los Cinco), un setter inglés precioso. Tenía yo los cazadores intentando comprármelo pegaditos a mis pies.

Era cazador nato. Había que verlo en El Arenal, tratando de cazar las palomas. Le perdía la impaciencia, y todo su cuidado para no hacer ruido, se chafaba cuando empezaba a correr y se montaba un espectáculo precioso.

Era un perro de muestra. Cuando se quedaba en posición de muestra, era alucinante. Todo quieto con la pata doblada. Era innato, nosotros no somos cazadores.

Era un perro que le decías: ¡Tim, gatos! y miraba por tierra. Y si le decías ¡Tim, pájaros! miraba arriba.
Alguna vez he visto en lo alto de un poste un gato y mi perro ladrando abajo.

Es el perro de mi adolescencia. Un espíritu libre. De cuando en cuando, se escapaba y venía muy tarde de color gris, de la mugre que llevaba. Tocaba bañarlo.
Era experto en sinusitis. Un día, le miro, y tenía doble morro. Me lo llevo al veterinario, me da tratamiento. Le pusimos al lado de la calefacción. Y va  y me agarra pulmonía. Es el problemas de las puras razas, que son más tijismiquis que los perriplas, con la cabeza delante y la cola detrás.

Obedecer, no obedecía, pero me lo pasaba bomba con él. Mis primeros encuentros con el género masculino, se tradujeron en paseos con nuestros respectivos perros. Totalmente castos y sin nada de nada, más que hablar.
Cuando ya empezaba a tranquilizarse, en una de sus escapadas, lo envenenaron.

El siguiente Jaccky, que no era nuestro, sino de un amigo. Era un cruce de pastor alemán con cualquier cosa. Bueno sí, y un experto también en fugas. Tenía una súper pata y abría verjas.
Era un experto cazador. Se agazapaba, salía un gato, lo noqueaba con la pata, lo agarraba por el cogote y en dos meneos, adiós gato.
Era un peligro cuando entraba en el corral, porque no hacía ascos a nada.
Cuando le pillabas in franganti, te daba la pata.
Sufrió el mismo fin que Tim. En una de sus escapadas, lo envenenaron.

Siguiente y último, Berlín, un pastor alemán precioso. Era el perro perfecto. Inteligente, afectuoso, de un solo amo. Le enseñé a ataque defensa. Fue mi perro de la Facultad. Obedecía, iba al paso, un chollo.
Tenía un problema con la piel: me agarro sarna y tiña seguidos. Y dermatitis a tutiplén. Yo ya era experta en cremas varias.
Tenía un problemilla: que por las noches le entraba la tontera, y si llegabas un poco tarde, salía medio abobado de la caseta y ladraba. El truco era según ibas llegando a casa, hablarle, para evitar problemas.
Mi padre decía que era idiota. Eso era porque a él no le tenía afecto.

Un día trajeron un collie para hacer compañía a Berlín: Rocko. Un encanto de perro que escondía un carácter malísimo. Cuando estaba la verja abierta, salía pitando tras la persona que pasaba y le mordía. En vista de lo cual, y, como no era nuestro, le dijimos al dueño, que se lo llevara.

Gatos
Cuando estaba yo en Euskadiko Ezkerra, tenían allí una gata: Catalina, o Caty, por Catalina de Rusia, y me la llevé a casa.
Es la mejor experta cazadora de ratones que he visto en mi vida. Cuando estaba preñadísima, baja un día de la cama, se mete debajo del armario y saca un ratón. Se los comía, y dejaba los rabos, como cuando comemos boquerones. Así llevabas la cuenta de los ratones que se comía.
Parió y tuvo 6 gatitos. Y, súbitamente, desapareció. Supongo que mi madre se encargó de mandar a alguien a matarla. Nosotros la odiábamos por eso, pero se nos pasó. Nos quedamos con un cachorro, y el resto los dimos.

Se llamaba Elvis. Y para llamarlo era guay: elvis, vis vis. Era un gato medio callejero. Teníamos huerto y jardín y se paseaba alegremente. De cuando en cuando venía con las orejas destrozadas, porque se peleaba con el resto de los machos.
Y, a veces, cuando le pegaba la tontera, se le ponían el iris todo negro, y se lanzaba contra tí con uñas y todo. Mi hermana pequeña se reía, hasta que le tocó a ella y se rió menos.
En esa época, apareció una amiga de Elvis y se quedó. Era una gata muy bonita color naranja.

Nos echaron del chalet y llegó Fausto. A la veterinaria le habían traído dos gatos, que algún desalmado había intentado ahogar en el Nervión. Y como eran las fiestas patronales en honor a San Fausto, con Fausto se quedó. Era negro.
Este gato ha sido longevo. Hace ya casi dieciocho años que me casé, y el gato murió hace 3 años. Cuando mi hermano Patxi se fue a su casa, se lo llevó. Cuando murió Fausto, mi otro hermano le dio otro. Y para no complicarse la vida poniendo nombres, mi hermano Patxi le puso Fausto (II)

Y perros, pues...había una conocida, que tenía una cocker, Burton que era de su hija. La tenía en un garaje y yo la sacaba. Ahí empezó mi aventura con los cockers. Era una preciosidad, y muy buena. Un buen día, al sacarla, en un paso de cebra, un coche le pasó por encima y la mató. La dueña no me dijo nada, son cosas que pasan.
Pero, llegó Lola a nuestras vidas. Lola era del hijo de unas personas. Este hijo cogió una enfermedad de esas que si te pilla pequeño es inocua, pero que si te pilla grande es peligrosa. Casi se muere. Y dejó a la Lola en manos de estas personas.
Al final me la quedé yo. Estas personas, le decían a la perra. Sosiégate. Y la perra no se sosegaba ni a tiros.

Fausto se divertía con la perra. Se ocultaba en el comedor, y cuando la perra se entusiasmaba, le zumbaba.

Cuando me casé, vine con perra incorporada. Un buen día encontramos un novio y tuvo 6 cachorros. Nos quedamos con una: Ikatz.
Una perra muy buena, muy cariñosa, y muy pedorra. Se tiraba unos pedos pestosos alucinantes.
Te hacía los dientes, y parecía chinita.

Pasaron los días y cuando fuimos a Colombia, dejamos a  las perras en la veterinaria. Cuando llegamos fue genial. Las perras se pensaban que Rafa era un eventual y que se iría al final. Un niño de 3 años es un agobio para perros.

Ocurrió que Lola se empezó a mear por todos lados. Le dimos de todo, pero era un peligro de sanidad. Le tuvimos que dar eutanasia, nadie la quería.

Nos quedamos con Ikatz, con esta perrita tan encantadora.
Hace 9 años, en Navidad, empezó a encontrarse mal. Ya teníamos la felicitación navideña con ella. Y en 3 días murió de un cáncer.

Yo ya tenía decidido que más cockers, no. Para un pueblo con tanto campo, no sirven. A Ikatz se le metían todas las espigas en las orejas y luego, a la vete a quitárselas. Parte de la casa de la vete se la hemos pagado nosotros jajaja
También olía muy mal. Son perros muy acuáticos, pero, luego huelen apestosamente.
Y a la hora de beber, todo un espectáculo, goteando por todos los lados.

Ví que los teckels no olían tan mal, que no soltaban tanto pelo. Y busqué alguien que los regalara. Y encontré uno que, con vacunas me lo daba por 90 euros. Perfecto. Y fuimos al Bonaire y vimos a Gaspar. Un perro precioso de 3 meses.

Lo cogimos y lo llevamos al coche. El perro olía fatal, a náusea.
Total que llegamos a casa, era un lunes, y el perro, el pobre todo asustado. Pero enseguida se hizo. Yo tenía ensayo y dejé al apestoso con Juan.
Era 28 de diciembre.
El 29 llamé a la veterinaria a ver si lo podía lavar. Me dijo que con agua caliente sí. Lógico, no queríamos que agarrara una pulmonía.
Y desde entonces hasta ahora. Un espíritu libre que nos la ha hecho de todos los colores. Se ha escapado mil veces, y jamás le ha atropellado un coche ni le ha pasado nada.

Al igual que con Tim, tengo cazadores, que, de cuando en cuando, me lo quieren comprar.
Y las anécdotas respecto a ser un teckel....Hay gente que me dice: Oye, ¿tu perro no es muy largo? Y yo les digo: No, es que los demás son cortos.
O quien se empeña en que es un cruce. Sí: de una teckel miniatura de pelo corto y de un teckel standar de pelo duro. Así que mi perro se ha quedado tamaño standar (alejado del clásico salchicha pequeño y rechoncho) y con el pelo ni duro  corto. Pero como me dijo la vete, el que te diga que no es un salchicha, no tiene ni puta idea. Ole

En casa es un chollo. Pero cuando sale, es un broncas con todo macho que se acerque. Y soltarlo, en entornos muy controlados. Si hay perras en celo, va atado. Y si no...No he visto un perro igual: te mira, y luego, se larga. Le he odiado mil veces pero le he perdonado otras mil.

Hace 2 años, sonó el fonoporta y mi hijo dijo que un gato se había colado en el portal. Mi marido dijo que gatos nanay y montó bronca. Pero nos lo quedamos, y se encariñó. Duró poco porque tenía problemas de hígado. Pero Juan se quedó hecho polvo. Entonces miré en Milanuncios y vi que una persona de Sagunto tenía gatos para regalar. Llamé, quedamos, y Coco llegó a nuestras vidas.

Se puede decir que en mi casa no nos aburrimos. Pensamos que, al castrarlo, se iba a tranquilizar. Pero nada de nada. Sigue igual de trasto.
Aparte, le gusta el agua, chapotear, increíble.
Con el perro, juegan juntos, son amigos

Como veis, es falso esto de que perros y gatos se lleven mal. Gaspar era un adulto cuando llegó Coco, y se han hecho amigos inseparables


Yo soy casi experta en perros: me conozco casi todas las razas. Ahora, mi primo tío o tíoprimo Juan, me ha enseñado su perro. Un airedale terrier. De esta raza tengo yo una anécdota.
Nos dejaron dos airedales, y les llamamos Zipi y Zape. Se supone que habían ido a la caza del jabalí y eran expertos cazadores.
Total, que los llevamos al campo de tiro (llamado así porque tiraban tiro al plato). Y fue oir un tiro, y ¡patas para que os quiero!, montaña abajo. Para cogerlos, nos costó Dios y ayuda. ¡Valientes cazadores de pacotilla, que al primer tiro huyen!

De perros me gustan casi todas las razas. Me encanta el bull-mastiff. Para los que tienen una casa enorme.
Les tengo manía a los pequeños, llamados perros patada. A los perros, les pasa como a las personas: cuando más pequeño, más mala leche.
Yo entiendo que no es lo mismo el mordisco de un chihuahua que el de un pit bull. Pero morder, muerden más los yorkis, los ratoneros valencianos, lo pincher y los chihuahuas, por mentar razas pequeñas. Parece ser que la mala leche se diluye con el tamaño. Por eso los mastines son tan tranquilos. Y los San Bernardo y esos perracos que pululan.

Para un piso como el mío, perrotes, van a ser que no. Ahora están de moda los labradores. Pero sueltan pelo para montar una tienda de colchones. E igual los golden. Me encantan, pero, jobar la de pelo que sueltan.

Ahora les he cogido cariño al caniche a pelo, sin mariconadas de peladas absurdas. Me gustan los café con leche y en tamaño medio.

De los teckels...he salido escaldadilla. La obediencia no es lo suyo. Y ya no tengo edad para andar corriendo detrás de él. Y lo malo, es que sí, corro. Menos mal que la que tuvo, retuvo. Siempre me ha gustado el deporte.

Otros perros que molan mucho son los galgos. Pero me han dicho que tienen problemas con el frenado. Se pasan de frenada. Aquí hay más podencos, que son muy majos.

Por supuesto, los perros pelados, como el chinese y demás me parecen horrorosos y repulsivos.

Los shar-pei son como los chinos: sosos. Igual que los chow chow: sosos. Prefiero los lengua azul que los de la piel arrugada

Los carlinos, pues tendrán su encanto, pero físicamente no me gustan nada.

Los de trineo: Alaskan, Samoyedos, Huskys, pues son para gente activa. Son bichos con personalidad. Y me parece que un perro de nieve, para estas latitudes, va a ser que no. Algunos tienen su correspondiente mala uva

Los dálmatas: tan hiperactivos. La gente los compra por su estética, y luego, es un animal que necesita mucho ejercicio

Los cockers son preciosos para ciudad, sin ramitas ni cosas para engancharse.

Los de caza, pues son de caza. Tipo pointers, setters, bracos. Son animales muy simpáticos y cariñosos.

Los terriers o cabezas cuadradas. Pues los hay muy majos, y los hay muy mala uva. Según se va reduciendo el tamaño, peor mal café.

Y los cabeza tanque: tipo rotweiler, pit bulls y demás. El problema que tienen estos es su cabeza durísima, y su rabo, que lo usan como un látigo.
Había un hombre en Faura que tenía una rotweiler de nombre Chispita(en realidad tenía que llamarse llamarada, por el tamaño) muy cariñosa. Un día, mi marido fue con un amigo a tira la basura, y la Chispa, salió disparada por mi marido, a saludar. Al amigo, no le llegaba la sangre al cuerpo, del susto que se pegó, jajaja
Otra anécdota es con un pit bull que teníamos de vecino, y de nombre Hulk. Unos días antes de hacer la comunión mi hijo, vino mi cuñado a ver la parada (en estos pueblos, se monta una parada con los regalos que le han hecho al comunionero). Yo había dejado la puerta abierta para evitar estar abriendo y cerrando continuamente. Y he aquí que entra Hulk como Pedro por su casa, y mi cuñado lo ve, y el susto que se metió fue de aúpa.
Hulk, al igual que casi todos los de su raza, es un santo, con una alegría increíble.

Los schnauzers: pasa igual que con los terriers: el pequeño, el más cabrón.

Respecto a los collies, (las dos clases que conozco) pues mucho pelo sueltan. El carácter es estupendo

Los Pomeraria: mi marido se ha enamorado de esta raza pequeña, cosa extraña en él. Habíamos decidido que los perros patada no nos gustaban. Pero hay un cachorro, Wiskhy, que es una pasada. Sin que sirva de precedente, el próximo perro, será un Pomerania. Pero a Gaspar, todavía le quedan años de feliz convivencia con nosotros. No lo vamos a jubilar

Otra raza curiosa es el Sethland. Es como un collie miniatura. Pero no es un collie enano, no, es un perro de esta raza.

Y los mejores: los perriplas, con la cabeza delante y la cola detrás. A mi me gustan los que tienen bigotes. Pero los hay la mar de chulos. Por supuesto en tamaño normal, no perro patada.

De gatos sé menos, me conozco menos razas, y en principio me gustan todos menos los sin pelo. Y los de nariz chata, que parece que se hubieran pegado con el morro en una puerta, tampoco me gustan mucho. Para mi, los más chulos son los tipo gato europeo y similares.

No sólo me gustan perros y gatos. Me gustan todos los animales menos los bichos: insectos varios y serpientes. De los insectos se salvan los escarabajos, las mariposas, las mariquitas. Odio las arañas, las mantis, las langostas y demás bicho repelente.
Aquí hay culebras de dos metros y no exagero. Aunque estén muertas no puedo con ellas.
Pero nos vemos todos los documentales de animales. Ahora, con la televisión por cable, nos lo pasamos súper, viendo animales.
Los pájaros me encantan. Está claro que el colorido me va mucho.
Y las hienas, las pobres, que siempre la gente las pone verdes, y son una pasada de animal. Desde aquí revindico a las hienas. Viva la sociedad matriarcal.

Soy un poco como San Francisco de Asís: me gusta mi mundo y todo lo que hay en él. Y, como en este mundo vamos a estar dos días, pues estos dos días, a disfrutarlo.
He dicho