El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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lunes, 27 de abril de 2020

Despertares preciosos

Hoy estoy mejor, y puedo escribir en el ordenador.

Hay despertares que mejor no haber despertado. Este último ha sido dolorosísimo. Cierto que, desde que mi perro se me cruzó (justo unos días antes del confinamiento), no se me había ido el dolor de brazo. Pensé que haciendo ejercicio se me iría. Hasta el viernes por la noche, en la que hice un movimiento y me

desperté del dolor. Hasta hoy, que, a base de pastillas y spray a cascoporro, puedo escribir (y de paso oler a menta, que es lo mejor....para los demás)

La verdad es que ha sido subrealista. Estaba yo con un dolor intenso. Me dice mi marido: vete al médico. Yo, mascarilla y todo, voy al médico. Me dicen que son ellos los que me tienen que llamar. Vuelta para casa. Me llama el médico y lo coge mi marido porque yo no podía ni levantar el brazo derecho. Y le dice que me ponga radio salil, que siga con el voltarén, que me ponga hielo. Y que por la mañana omeoprazol. Y entre voltarén y voltarén, paracetamol. A mi el paracetamol no me hace nada. Eso es para minucias de dolor. Yo me tomo antalgín. Y así he continuado.


Es curioso que haya tantos dolores que te despiertan trinando en mitad de la noche o cuando te despiertas de buena mañana.
El que es más recurrente es la subida de bola (o contractura del gemelo). De 100 veces, 99 son por la noche. Y te pilla medio sopa y pegas berrido hipo huracanado. Yo he mordido la almohada para no despertar a Juan. Luego, por la mañana, está el gemelo un poco tocado, pero nada más.

Luego está el despertar con el cuello a la virulé. Que parece que hayas estado

durmiendo sobre el cuello. Este incordio dura y dura. Y luego, no puedes girar la cabeza y te tienes que girar tú. Que pienso en las tocas de las monjas, y que ellas, tampoco pueden hacerlo. Mínimo consuelo.

Trapecio: donde van los trapecistas y también un músculo que se pone juguetón, y tiene los mismos efectos que el cuello a la virulé. Se contrae y da por saco.

Y, también, como no, cuando te da el calambre en el arco del pie. Tienes que pisar sí o sí porque no se va ni a tiros.

Otro es el maxilar, que también le da por saco a la gente. A mi marido, le ha pasado unas cuantas veces. Y luego, cuando te  levantas, no puede masticar ni comer y si rabiar.

Supongo que hay más lindos despertares, espero que me los contéis.

El mío hoy ha sido bonito: no me he despertado a media noche trinando. Así que bien. Y puedo escribir en el ordenador, y mover algo más el brazo.

Hoy estoy mucho más contenta
Pero aún me cansa y me molesta escribir. Que tengáis un bonito día