El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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viernes, 24 de abril de 2020

No es lo mismo: reflexiones del coronavirus

La verdad es que sumamos y seguimos otra semana más encerrados en casa.

Ayer, en el parque de los perros, lo estaba yo pensando. Jamás en mi vida me podría imaginar que un virus nos dejara tanto tiempo encerrados.

Yo, ciertamente, tampoco es que me mueva mucho. Normalmente, sacaba el perro con mi amiga Maribel, y dábamos una vuelta por los huertos de una hora. Luego a casa y ya está. Si era lunes, tenía ensayo. Pero últimamente tenía yo un poco de perrucería, y no iba. Sobretodo si hacía frío o llovía.

Llegaba el fin de semana y sí había movimiento: viernes, cate; sábado, misa niños con guitarra; domingo, misa órgano adultos.

Salíamos poco. Al Puerto de Sagunto, al Family Cash a proveernos. Una vez a la semana. Aprovechábamos para ir al Oasis Garden y mi marido se tomaba un café y yo me compraba un cactus.

Ayer me dijo mi marido que le apetecía salir a caminar por el cauce del Palancia. Hay un paseo muy bonito, con árboles, con aparatos para hacer deporte, y la verdad, llevaba yo tiempo queriendo hacérmelo entero: 4 kms de ida otros tantos de vuelta, y si vamos a la mar, unos 7 kms. Pero son en llano, tirando ligeramente hacia abajo, porque es la desembocadura del río. Que por cierto, mayormente está seco. Aunque con marzo lluvioso y Abril más lluvioso, no sé yo cómo irá ahora.
Por cierto, que ya no hay sequía, y con tanto bicho chino que mentan, no sale esta gran noticia. Está lloviendo por mi y por mis compañeros. ¡Mare meua!. La ventaja es que lloviendo, no apetece salir. Todo ventajas.

Yo vivo en un piso normalito, uno 110 mts cuadrados, y vivir el confinamiento ha sido difícil al principio, luego más sencillo.
Pero me hacen gracia algunos famosos, que nos hablan de lo bien que se está confinado. ¡No te fastidia! Con sus casoplones, que sólo el comedor mide lo de mi casa entera. Con su jardín en el que pueden hacer todo el deporte que quieran. Así, es mucho más sencillo pasar el confinamiento. No es lo mismo, no señor.




Y yo sigo estando en el parque para perros porque 10 minutos da para pensar bastante. Y lo que echo de menos en mi pueblo, son los niños. Mi pueblo tiene muchísimos niños. Precisamente porque es un pueblo ideal. Está cerquita de Sagunto y de Valencia capital y Castellón capital; está rodeado de huertos, es tranquilo y se puede aparcar. Y por eso, mucha gente de Sagunto se vino a vivir aquí. Aquí los niños pueden estar sueltos sin miedo a nada. Y por eso, es una gozada vivir aquí. Y los niños dan vida a un pueblo, no cabe la menor duda.,

En Faura, se puede oír el canto de los pájaros. Y ahora, en primavera, que están en cortejo, es fantástico. Lo mío no es la ornitología, así que tampoco os puedo decir qué pájaros son: algunos cantan muy bien; otros, no tanto, pero le dan vida. Me encantan unos halcones que tenemos. Aunque igual no son halcones, son otro bicho de la misma familia. Una pasada. Y palomas, y tórtolas (alias el pájaro bu bu) y las urracas. Con las urracas ha pasado igual que con los madrileños. Se han venido a Valencia y se han quedado, porque hace mucho mejor tiempo.
Y las urracas han hecho que no haya tantas merlas.
Un jolgorio que, a ver si puedo grabarlo alguna vez, de buena mañana, para que lo oigáis.
A pesar de que casi todo el riego se hace a goteo, aún hay acequias, donde se puede oír el ruido del agua. Esto si que no os lo podré enseñar, porque en mi casa no hay acequias. Están algo más lejos, jajaja. Si os conformáis con el grifo, pues ya me contaréis.


Olor a azahar, a flores, el oír los pájaros, el agua. La paz y la armonía. Diréis que no vivo en el paraíso. Pero, al igual que el Paraíso, el Gobierno, no me deja salir, snif. A ver si se pasa esto rapidito, que estoy trinando por salir.
Hoy, cuando me he levantado, me he acordado de grabar mis mañanas, con los pájaros cantando.
También oís a mi gato, que me ha saludado

Mientras,  el pueblo está callado, sin el griterío  ni el bullicio infantil. Y por eso parece más muerto todavía.
Cierto, que cuando paso por las casas, se oye el jaleo. Pero es un niño o dos (es raro que las familias tengan más hijos) y después el adulto de turno.
Las cometas, los arco iris, me hacen pensar que los niños están detrás. Yo debo de ser muy niña porque tengo mi arco iris, mi cometa y todo lo habido y por haber.

Hoy he leído los periódicos : el País, ABC, el Levante, Las provincias, El periódico de aquí. Y todos dicen lo mismo: que los niños hasta 14 años pueden salir a pasear. Estupendo.
¿Y los adolescentes entre 14 y 18? Porque un adolescente da mucha guerra, más que un niño que se entretiene con cualquier cosa.
Mi hijo está que trina, tanto, que se ha montado un saco de boxeo con un saco de dormir que no le vale. Y le da al boxeo con estruendo vario. Dice que le relaja. Que si me apunto.  Yo uso la almohada cuando estoy hasta las narices.

Claro, mi hijo no tiene móvil, de resulta de sus suspensos y de sus mentiras, y como sólo tiene 2 horas de tele, está mucho más confinado que nosotros. Pero, como yo le digo: cada uno es dueño de sus actos. Y él ya sabía lo que había, o sea, que aguajo.(aguantarse y jorobarse...y aprender de una santa vez)

Y hasta aquí mi reflexión de hoy