Ayer comenzó el II ciclo de Música Valenciana de cámara Vicent Garcés en Faura.
El año pasado me pilló en Colombia, pero este año, he sido avisada por Robert Ferrer, un joven director de orquesta y músico excelente, que es amigo mío (aunque, a decir verdad, está tan ocupado, que hablamos más por facebook que en directo).
El primer concierto era de guitarra, conmemorando el centenario de Albéniz, Chapí y Tárrega
Hubo dos anécdotas. La primera, que está en la primera foto, es que el viento jugó una mala pasada.
Dentro del concierto había una pieza de Vicent Garcés, un músico de Faura, y era la única que no se sabía de memoria.
Tantos adelantos, y aún se usan pinzas de ropa para sujetar partituras. Al final subió Robert Ferrer a ayudarlo.
La segunda anécdota vino por la coincidencia de la Procesión del Sagrado Corazón con el fin del concierto.
Fue estar dando los últimos rasgeos de la última pieza (un final apoteósico), cuando sonó una traca. Ni hecho a posta le habría quedado igual. Fue genial
El concierto, pues fue una pasada. Me chifla la guitarra clásica y la música española. No podía haber empezado mejor el ciclo
Para los que queráis venir, el programa lo tenéis en el blog de Robert Ferrer, que está en la lista de Blogs de otros temas.
Así véis el curriculo de este jovencito. Es de caerse de espaldas, la verdad.
El domingo que viene, más, a las 23h en la Plaza del Hostal (tiene una acústica notable, ciertamente) y esta vez toca El amor brujo de Falla, Sigfriede Idyll de Wagner, La ciudad paranoica de Coll y el Concertino para piano y ensemble de Janáceck.
Actúan el Esnemble de Col legno.
Y esta vez sin procesiones.
Reconozco, que esta vez ha habido menos gente en la procesión. Supongo que la última jugarreta del Señor Cura empieza a restar público hasta en las más beatas personas.
Yo, como ya definitivamente me harté, dimito de esta parroquia y me voy a otras, que las hay variadas.
Ala, que mañana pongo fotos del festival del cole de Rafa
El mundo en mis manos
Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto
La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.
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