Lunes 14 de diciembre y sin coche. La mañana nos obsequió con este amanecer rojo.
Mi amiga Ade nos deja su coche. Tenemos que ir por las carrilleras y también por las compras del lunes.
Como para recoger encargos hay que llegar a las 11'30 visitamos Mercadona donde compramos cosas de Navidad.
Luego fuimos al Lidl y canjeé un par de cupones con lo cual la compra me salió a menos de 2 euros.
Y luego tocó Family Cash. Cojo el número: 68 y andaba por el 40. Nos dio tiempo de hacer toda la compra. Y también de aburrirnos soberanamente en la cola.
Llega las once y media, y por fin me dan las carrilleras. Muy amable me dice que hasta me las han envasado al vacío. Sonrisa de mascarilla y a seguir en la cola. Hay gente que se lleva toda la carnicería. No hay sitio para veganos aquí.
Nos pasamos luego por el Oasis y allí había unas orquídeas preciosas, que pondré en el blog de plantas.
Segunda historia de Navidad: Mi Papá Nöel
Odio Santa Claus pero este Papá Nöel es de antes de la invasión americana. Y es muy dulce. Va a cuerda y se mueve suavemente. Me encanta este viejito.
Navidad gatuna. El gato es un trasto y como me dijo alguien, la Navidad es el parque de atracciones de los gatos.
Veis los espumillones. Pues originalmente sólo había puesto una curva. El resto es que el gato le daba con la zarpa y me pelaba el espumillón. Total que tuve que ponerlo fuera de tiro
Este es mi otro belén, que también de cuando en cuando sufre los meneos del gato. El pobre San José se ha ido de morros unas cuantas veces.
Este belén es un regalo que me hicieron desde Argentina. Yo sólo he añadido el Portal
Esta foto es repetida, pero es para explicaros que ya no está el espumillón horizontal de debajo del todo. Se lo ha llevado el gato.
También observareis que abajo apenas hay adornos y los que hay son del género pesado. También es cosa del gato.
Los gatos son trastos, pero al menos mi gato no se come el espumillón. Mi hermano tenía uno que se lo comía y luego no lo podía cagar. Y le salía del ojete el espumillón mientras soltaba maullidos lastimeros. El plan era tirar del espumillón, claro.
Una dependienta del Oasis nos dijo ayer que ya no pone el árbol. Tiene 3 gatos y trepaban por él. Supongo que tener 3 gatos implica jugar a ver quién la hace más gorda.
Me traje del Oasis esta poisentia, o euphorbia pulcherrima o flor de Navidad, como gustéis.
Ahora le acompaña a un croto que tengo y que compré en Family Cash hace tiempo
Mi gato está castrado. Pero no lo parece. Su nivel de actividad es notable. Sobre todo por la noche. Pone cara de trasto y la casa tiembla y algo se va a la porra. Y se oye el grito de alguien (o el mío) ¡Cocooooooooooo! y sale el gato disparado y con la cola esturrufada.
Pero tener gato tiene sus cosas buenas. Es cariñoso, meloso, zalamero. Me ha tomado como su colchón favorito. Yo digo que si me pongo a hacer el pino en la pared (ójala pudiera pero a estas alturas de la vida, va a ser que no) se subiría encima de mí.
Ahora que hace más frío, es sentarme a ver la tele, y ya lo tengo encima. Le da igual que esté yo haciendo punto o jugando con el móvil.
Historias gatunas.
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