Como aún estamos sin coche, Ade se ofreció a llevarnos. A última hora nos dijo que se encontraba mal (los dolores de cabeza que, con el aire se agudizan) y vino Juanra.
Dimos un paseo precioso entre árboles, mirando el paisaje y charlando. De cuando en cuando, el aire helado nos advertía que estamos en diciembre.
Yo había ido con mi gorro de visera. Como tengo tantos, los voy cambiando a menudo.
Después de almorzar, nos fuimos al Mercadona a comprar la vajilla de Nochevieja: platos, servilletas, vasos y fuentes de usar y tirar. Ese día, en el que vienen los amigos, no tenemos ganas de estar fregando. El mantel será el único de tela, y eso porque la lavadora funciona solita.
Una cosa hecha, vamos a por la otra. El lunes de la semana pasada encargué 6 carrilleras en Family Cash. Este lunes, me dicen que no están y que venga el miércoles. Ahí fuimos. Y nada de nada. Que vaya yo el viernes. Les digo que estoy harta y que no puedo estar yendo y viniendo. Que no somos de Sagunto y que no tenemos coche. La chica me dice que ella no tiene la culpa. Hombre, ya, pero yo tampoco y me estoy cansando ya.
Le digo que yo el viernes no voy, que me lo apunte para el lunes. Como no estén, me voy a Mercadona y se acabó.
Poco a poco se acercan las fiestas. Yo soy muy previsora y me gusta tener los ingredientes del menú en casa con bastante tiempo. Los compro poco a poco y así no se nota el cañazo luego.
Mañana es viernes. Llevaré mi belén de punto a cate y lo pondremos. Así los niños tendrán su Nacimiento. Ya pondré fotos (del belén, no de los niños)
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