Ya ha pasado Septiembre, un mes que en Valencia ha sido lluvioso.
Me gusta la lluvia y se ha agradecido después de un verano tan caluroso.
Ha sido un mes muy tormentoso. Me gustan las tormentas, bien protegida en mi casa.
Tengo espectaculares vistas y aprovecho para sacar fotos
Los contrastes violentos entre el gris y el azul, teatrales como lo es la misma tormenta, me gustan también
Y el repiqueteo de las gotas de lluvia sobre los alféizares de las ventanas.
Y por la noche, nos acompaña el sonido de la lluvia cayendo en las casetas metálicas de los vecinos de los bajos
Ha sido un Septiembre muy duro, donde de nuevo, un enorme disgusto con mi suegra ha empañado nuestras vidas
Un septiembre donde un nuevo alifafe me ha salido: el asma producido por la alergia, que se agudiza cuando tengo ansiedad. Y tengo siempre ansiedad cuando llama mi suegra.
Es en los momentos duros cuando se demuestra el verdadero amor.
Un amor que vence a los nubarrones y que siempre destaca en lo gris
Cuando está todo gris, y parece que se está acabando el mundo, un rayo de luz aparece en el cielo, y los pájaros salen a recibir al sol
El mundo grita: ¡ha salido el sol!¡Ya es otro día!
Otro día para batallar, otro día para reir, otro día para llorar, otro día más.
Sale el sol por la mañana detrás de la iglesia, tímido ante mi cámara
La delgada lámina plateada del mar refleja la luz del sol.
Ya ha pasado Septiembre, un mes más, un mes en el que os he contado muchas cosas; un mes más en el que me estáis conociendo
Os quiero
El mundo en mis manos
Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto
La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.
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