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El gentío era impresionante. Conseguimos llegar hasta donde nosotros nos ponemos, es decir al lado de la estatua del moro que hay cerca de la fuente.
Más o menos estábamos a la altura de la fregoneta de TVE.
Y fue cuando empezó a llover, lluvia sin ser torrencial pero que nos acabó mojando.
Y héte aquí que la plaza del ayuntamiento se transformó en la plaza de Moros y ningún cristiano. Todo el mundo con el pañuelo en la cabeza, fuera fallero o dejado de fallear.
También los hubo, como nosotros, que tiramos de gorra.
Si véis unas gorras rojas, amarillas y azules, semos nosotros.
Empieza la mascletà que tira Ricardo Cavaller de Godella.
Espectacular
Arte en estado puro
Juega con la pólvora. Tira por bajo in crescendo y acaba por alto. Pura virguería digital.
Llega el terratremol final, o sea lo último. Y entonces es el culmen. Impresionante.
Salimos temblando.
Y así seguimos en busca de un sitio para comernos el bocata fallero. Era viernes y los católicos estamos exentos de no comer carne, por ser fiesta. Pero yo me niego a estar exenta y tenía preparado un bocata de atún, tomate y olivas negras en rodajitas.
Buscamos desesperadamente un cobijo, pero todo estaba mojado y copado.
Por fin, en un rinconcito al lado de la Almoina, nos comimos un bocata riquísimo en un sitio pésimo.
Acabamos cuanto antes, y nos fuimos en busca de un baño.
Llegamos a un irish no sé qué. Y me voy al baño. A la vuelta , resulta que no había cafés en ese sitio. Bueno, ya había descargado, y sin prisas nos fuimos a buscar una cafetería.
Por el centro centro, va a ser que no. Así que vamos por las calles aledañas y nos damos de pies a morros con el Marqués de Dos Aguas, un palacete preciosísimo que no sé si he sacado en este blog, ya miraré.
Justo al ladito y con vistas a su hermosa portada, hay un hotel con su cafetería. Nos sirvieron unos cafés de muerte mortal infierno infernal.
Salimos calentitos, y camino del metro, empieza a salir el sol. ¡A menudas horas, mangas verdes!
Montamos en el metro, salimos en Benimaclet, y al coger el tranvía en dirección a la Politécnica, donde tenemos aparcado el coche, nos equivocamos y nos tenemos que bajar en un sitio llamado Alauín.
Miro mapa de fallas (imprescindible en fiestas) y descubro dónde rayos estamos. Cerquita de los Viveros, fíjate.
Vuelta a coger otro tranvía y éste, por fin, nos lleva a la Politécnica.
Estamos agotados y Rafa particularmente removido. Montamos en el coche, y Rafa se dedica a limpiar el respaldo de mi silla, que él previamente ha pateado a lo largo de los meses.
Increíblemente, no se duerme en el coche. Y eso, que cuando ibamos desde Na Jordana a la Virgen, el nano estaba diciendo lo cansado que estaba y que le dolían los pies.
Pienso que Cavaller le ha dado la cafeína para aguantar.
Llegamos a casa y a mí me duele la cabeza y tengo el cuerpo tembloroso como hoja tierna de álamo temblón.
Consigo poner las fotos, porque una es mu profesional, y me voy a la cama a curar el destemple y el tembleque.
Rafa sigue en pie, y moviéndose como si tuviera pulgas. Yo, los nervios los tenía a la virulé.
Por fin, mi marido lleva al nano a dormir.
Ponemos la Cuatro y vemos la programación. Cuando acaba Callejeros, y a pesar del ruido exterior (estaban quemando la falla y nos estaba amenizando Nino Bravo redivivo), nos fuimos a dormir.
Hoy a las siete y media, ya estábamos despiertos y recuperados.
Y es que eso, nos estamos haciendo mayores, y las pateadas falleras, nos pesan, y nos pesan, y nos pesan.
Os dejo un video de Canal Nou, que os he bajado de Youtube, para que veáis, el pedazo pedo que tiró Caballer (ya me podéis perdonar por la grosería, pero era el comentario mayoritario ayer)
http://www.youtube.com/watch?v=N9hQDDP3b-8
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