Como todos los años, hay tradición familiar de ir a de excursión después de viernes santo.
Este año ha tocado de nuevo el Garbí, una montaña preciosa cerquita de casa y con acceso casi todo el tiempo en coche.
Llevo un tiempo con la rodilla izquierda dolorida. Me han dicho que igual tengo roto el menisco interno. Estoy a la espera de una resonancia. Subir, no me cuesta mucho, pero al bajar veo las estrellas. En fin, paciencia.
Aunque en las noticias siempre sale Valencia con gente en manga corta o bañador, debo decir, que hoy hacía fresco, tirando a frío. Y el día nublado.
La Primavera ha llegado y nos da esta planta (ignoro su nombre, en flor)
Fuimos a comer, pero el viento helado, hacía difícil estar a gusto. Aparte, a mi señor marido se le habían olvidado los platos, así que Rafa comió en la tapa del tapper, y Juan y yo, en el mismo tapper.
Al final, comíamos con una mano,y la otra en el bolsillo. No quisimos quedarnos más, porque estaba desagradable.
Así, que v de vuelta para casa, pero divirtiéndonos. Al mal tiempo, buena cara
En el mirador, hay una ermita, en la que es costumbre dejar piñas (mejor que monedas, y así se limpia el monte)
Las vistas, precisamente por estar nublado, eran estupendas.
Valencia es algo más que mar. También tiene montaña. Aquí en estas fotos vemos mar y montaña. Se veían hasta los barcos. Una pasada
Aunque estuvimos poco tiempo, mereció la pena regalarnos la vista con esta preciosidad de paisaje.
Feliz Pascua. Que Dios os bendiga
El mundo en mis manos
Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto
La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.
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