Una semana de la llegada de Gora, la tormento de Albalat

Parece mentira, pero ya hace una semana que estamos con Gora.

La llamamos también Filomena porque es un tormento. No para de morder todo y hay que estar permanentemente atento para evitar desastres.

De momento, cables por lo alto, Maranta por lo alto, y cuidado con zapatillas porque las destroza.

Y el punto.... Hay que andar con cuidado. Yo pongo el ovillo con el que trabajo en una bolsa. 

Y esa bolsa es golosa. Y la lana que sale, también. Ya me ha tirado unas cuantas veces el punto a la porra. Menos mal que estoy haciendo las mangas, que si no, me organiza un desastre.

Le hemos ido comprando juguetes variados a ver si se entretiene mordiéndolos y nos deja tranquilos.

Pero...con esa carita que tiene,  se le perdona todo. Mueve la cola a toda velocidad y es tan cariñosa, bonita que todo es pecata minuta.

Con el papi, al que dejó un recuerdo de oreja mordida, con efusión de sangre. Tiene dientes como agujas y como te pille carne, hace pupa.

Esta vez le tocó meterse en la casa del gato. Ahora ya no existe porque hemos reformado el apartamento  y lo hemos puesto con cajones de naranja y bastante más alto. Este árbol de gatos estaba destrozado. Ahora sólo queda la parte de debajo.

El gato mira a la invasora

Y ella, tan chula, de investigación

¿Dónde está Gora? Eso se pregunta el gato.

Debajo de la mesa, haciendo de las suyas

Vamos por la yuca, a morder los tutores, que son de bambú. De resultas la yuca se ha torcido.

Pone cara de inocente, pero es para disimular.

No dejamos que salga a la terraza porque se come la tierra de las plantas y las propias plantas. Las que no pinchan , claro.

El gato sí que sale, y la perra quiere ir con él. Intenta abrir la puerta con el morro.

Es hora de espatarrarse con el papi. Una descocada es lo que es.

Mi princesa más bonita y más guerrera.

Las noches....después de dos noches durmiendo en el cuarto de mi hijo, la hemos encerrado en el comedor, donde no se oyen sus llantos.

A lo largo de la semana, poco a poco han ido aminorando los llantos. Ahora, cuando salimos por la noche al baño llora. Poco a poco los llantos también han disminuido de duración. Pero tiene un oído estupendo. Ya puedo salir yo sin zapatillas y sin encender la luz, que la tipeja llora. 

Sección gato: se cree que es un juguete y se pasa el rato detrás de él, tratando de jugar, ladrándole.

El gato, a veces huye, a veces le bufa, y muchas veces le da con la zarpa pero sin hacerle daño. Es bueno.

Otras de las veces es el propio gato el que va siguiendo a la perra a ver qué hace.

La perra se ha apropiado del juguete del gato. Muerde la madera, muerde el ratón.

Ayer le tocó la vacuna de la parvo. Mi amiga Ade conoció a Gora en la calle. Dice que parecía más grande. Por eso pongo esta foto, donde se ve la mano de mi marido, para que se vea el tamaño real de la perra.

Y esto ha sido el resumen de la semana. La semana que viene más y con alguna foto de mí misma, que he visto que no tengo ninguna con la perra.