El día estaba con nubes y sol, pero íbamos con dos sombrillas que Ade y Juanra trajeron.
Bandera amarilla. Pecata minuta para una vasca experta en mares picados.
Juan el agua, sólo para beber, no para bañarse.
Para nadar, mal, pero para pasárselo como una niña, gozando más y mejor, si.
Mientras sujetábamos las sombrillas, a una chica se le fue la suya de excursión hacia otra chica que estaba tomando el sol. La cosa no fue a más, acabamos todos riéndonos de la anécdota.
Ya en el agua también hubo su cosica
Yo comentaba que las olas son un poco gamberras y te pueden hacer que se te mueva el traje de baño y dejarte los pechos al aire, o bajarte el bañador.
Fue decirlo, y una ola, hizo que se me bajara el tirante. Nos reímos mucho, la verdad.
Mis chicos, riéndose, y como buenos amigos.
Luego comimos: Ade trajo sus súper alitas, piña y café. Amparo ensaladas y una empanada que estaba de lujo y helado. Isabel, una ensalada de remolacha, queso y una crema de verduras. Yo, hojaldre de pollo y tarta de kiwi.
Había mucha comida y toda estupenda.
Al acabar el café
Luego, nos sentamos en silla de playa e iniciamos la dulce sobremesa, que incluyó alguna cabezadita.
Se estaba la mar de bien. Hablamos del 14 de agosto en el que vendrán a casa porque van a tirar 3 castillos de fuego en Faura.
La madre de Amparo, participó de la charla y muy bien todo.
Llegó la hora de irse. Un día genial. Muchas gracias, Amparo
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