El problema fue que estaba media Valencia cortada al tráfico por la media maratón y tuvimos que dar un gran rodeo para llegar.
Al llegar foto con la Feria de Turismo y regalo de camiseta a cambio de subirla a las redes sociales. Buen cambio, de verdad. Yo me cogí una camiseta negra, al igual que Amparo. Juan, se la cogió blanca. No quedaban muchas más.
Paseando por la Feria y cogiendo prospectos, nos acercábamos a un olor estupendo.
La paella estaba estupenda.
Y el zumo también. Una buena manera de estar en la feria.
La Ciudad de las ciencias es un sitio precioso en la que se pueden sacar fotos muy bonitas.
El sol apretaba de lo suyo. Nos habíamos agenciado una bolsa en la que meter toda la información.
En la otra parte, al lado del estanque azul.
Y llegó la hora de comer. Fuimos al Saler, que está totalmente renovado. Hacía mucho tiempo que no ibamos.
Elegimos el VIPS y yo me zampé una hamburguesa que no me cabía en la boca. Había que comerla por etapas: un mordisco de una cara, otro mordisco de otra.
a Juan le entusiasman estos sandwiches.
Amparo es pidió uno sólo de jamón y queso.
Para bajarlo todo, bajamos al Jamaica y me pedí un café Vienés. Pensaba que iba a ser pequeño, y la sorpresa fue este montón de nata.
Compartí con mi marido que miraba con ojos de deseo
El café vienés, que obviamente estaba de escándalo.
Tocaba volver al coche, el cual habíamos aparcado un poco lejos. Ideal para bajar la comida.
Nos empezaba a entrar el sueño. Llegamos a casa, vaciamos la vejiga y a dormir la siesta gorda.
Me he despertado como nueva. Ha sido una mañana estupenda.
Sabiendo que esto es una semana inglesa que comienza en domingo, ha sido un buen principio de semana.
Otro día más.
Besitos
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