El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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sábado, 15 de agosto de 2020

Cena con amigos 14 junio

 Ayer, había triple castillo de fuegos en Faura. Y por eso, habíamos planeado una cena con amigos. La lástima es que Amparo y Toni no han podido venir. Amparo, en su casa, y Toni en el hospital, aún no le han dado el alta. A recuperarse.

El caso, es que, aunque en principio era una cena en la calle, se quedó en cena en mi casa.

 Tenemos una mesa que se abre y queda muy grande. Vinieron Ade y Juanra, y Antonia y Juanjo. Los hombres eran todos Juanes: Juan Antonio (mi marido) Juan José (marido de Antonia) y Juan Ramón (marido de Ade).

Yo había hecho patatas de Buddy Balastro: son patatas al horno con romero y bacón.

También mini croissantes de chistorra.

Y había puesto una tabla de patés y otra de quesos.

De plato principal un hojaldre de verdura y carne

Y de postre la tarta de zanahoria que tanto le gustó a mi marido.

Esta vez, en honor al castillo de fuegos, le puse la plantilla de estrellas.

Ade trajo una coca de acelgas, unas salchichas con tomate y cacahuetes.
Y también su café granizado que tanto éxito tiene siempre
Y Antonia trajo un buen vino para regarlo todo.
 Fue una cena muy entretenida. Nuestros amigos apenas se conocían entre sí. Pero enseguida Juanjo y Juanra conectaron (son un poco mitineros, jajajaja)

A mi me dejaron a los pies de la mesa, y como normalmente soy la fotógrafa, apenas salgo en las fotos.
 Ade y yo de cháchara, riéndonos, y muy felices. La velada era estupenda

Rafa hizo de camarero, a ver si va cogiendo práctica. Últimamente dice que el año que viene quiere ser camarero en las fiestas de Faura. Y que con el dinero nos va a mandar de viaje. Una idea que me encanta, pero primero es estudiar.
Llegó la hora de subir a la azotea a ver los castillos.

Nuestros amigos se asombraron de las vistas que hay. Nuestro edificio es uno de los más altos que hay en Faura, y se tiene una vista casi circular.

Empezaron los castillos y parecía que estuviéramos en un partido de tenis. Porque uno estaba a la izquierda y los otros dos a la derecha. De tal manera que movíamos la cabeza a la derecha y a la izquierda.

Bastante gente en Faura (se veían las luces de los coches) subieron a la Rodana, la montaña que está cerca de Faura, para tener una visión conjunta.

Nosotros, con la panza llena, no teníamos ganas, y aparte, en la azotea, se estaba de lujo.

No se puede pedir más. Buena compañía, buena comida y un colofón genial.

1 comentario:

Juan dijo...

Nos lo hemos pasado genial. Para repetir.
Hasta el más pequeño se lo ha pasado bien y me ha dicho que que bueno estaba todo. Menuda panzada a cenar se metió.