El mundo en mis manos

Nuestra filosofía de vida, a través de este hermoso texto

La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloree con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.

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martes, 24 de marzo de 2020

Otro día de cuarentena

Otra semana más de alerta sanitaria y sumamos y seguimos.
La parte positiva es que está haciendo un tiempo asqueroso, así que tampoco está el panorama para salir a darte una vuelta. Hace viento, llueve y frío. Ideal para

quedarse en casa.

Os cuento que hace dos semanas, justo el lunes de la semana en que entramos en alerta, pues mi perro se me cruzó. Realicé un vuelo asombroso y aterricé no muy

graciosamente sobre mis rodillas, y más concretamente sobretodo, sobre mi rodilla izquierda. De los moratones en brazos, manos y rodillas, me he recuperado casi casi. De la avería en mi rodilla izquierda, aún queda un cacho. Pero aún veo las estrellas cuando me apoyo en ella. O sea, que esto de arrodillarse, de momento se queda en stand by. Si quiero rezar, por ejemplo, me arrodillo con la mente. El Señor sabe perfectamente que no puedo hacerlo de manera normal.
Y si hay que arrodillarse para cualquier cosa más, que lo haga otro.

Otra cosa: me he propuesto hacer ejercicio. Y en youtube de Sprinter hacen baile deportivo. Estoy oxidada y más vaga que la chaqueta de un guardia. Dos días y he hecho la mitad. Me cuesta seguirlo y parezco un pato mareado.
A ver si veo algo más sencillito

Del resto, pues hartita de que la gente arrample con el papel higiénico. No sé qué puñetas hace la gente con este papel, que yo lo uso para limpiarme el culo, hablando en castellano cervantino (esta claro que todos cagamos, no vayamos a ser pijines)
El caso es que ir al Consum o al Más y Más (que son los supermercados que hay en  mi pueblo y el de al lado), es desesperarse.

Yo me acuerdo que con la guerra del Golfo, la gente llenó su bañera de aceite (no sé cómo se ducharían luego) y a alguno, se le fue por el sumidero.

Pues yo creo que algunos no se pueden mover porque tienen la casa empapelada con papel higiénico.
Y de momento esto es todo, amigos, nos vemos otro día

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